Uno de los recuerdos “simpáticos” de mi “grata” visita a Perú es un vehículo de trasporte público, que recorre los vastos territorios del vecino país y de algunos otros países tercermundistas cumpliendo “eficientemente” con su móvil misión.
Uno de los recuerdos “simpáticos” de mi “grata” visita a Perú es un vehículo de trasporte público, que recorre los vastos territorios del vecino país y de algunos otros países tercermundistas cumpliendo “eficientemente” con su móvil misión.
Este abundante vehículo propulsado gallardamente por una orgullosa moto de 150 CC. que se asoma emulando las esbeltas figuras que se asomaban en los cascos de los antiguos buques, tiene la misión de trasportar a por lo menos dos personas mas el carro de pasajeros. Con mis propios ojos y mi humanidad también comprobé como este invento de transporte público puede transportar a ocho personas. Se puede pasar por su mente estimado(a) lector(a) ¿ocho personas en una moto? Es un número que envidiaría cualquier circo. Lo mágico de ese momento fue el concierto interpretado por los 150 CC. de motor, el que al poco andar dejaba escuchar un grito de piedad a su ingenuo y temerario conductor, que desafiando las leyes de gravedad e incluso de la física cumple con su misión dejando como recuerdo a sus pasajeros momentos de emoción, como cuando una curva traicionera hizo flotar en el aire como alfombra mágica una de sus dos ruedas traseras. Aun recuerdo el sonido de ese infortunado motor, como si supiera de su muerte próxima y posterior e ineludible olvido.
Lo rescatable en este servicio es la relación “precio-calidad” por lo que obviamente viajar en este vehículo resultaba muy barato.
PD2: En otra ocacion seguiré compartiendo mis recuerdos vacacionales.dll
